domingo, 20 de abril de 2014

RECUERDO A GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ


Amaneció muerta el Jueves Santo. La última vez que le habían ayudado a sacar la cuenta de su edad, por los tiempos de la compañía bananera, la había calculado entre los ciento quince y los ciento veintidós años", se lee en la novela "Cien años de soledad". Úrsula Iguarán murió un Jueves Santo, y Gabo, quien le dio vida en las letras: el Nobel (1982), Gabriel García Márquez, también murió un Jueves Santo (17/04/2014).
Las estirpes condenadas a cien años de soledad que no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra lloran en Macondo al lado de la ciénaga junto al rio Magdalena. La familia Buendía está de luto.
Florentino Ariza y Fermina Daza tendrán toda la vida para amarse con y sin cólera y le exhortase “Lárgate y no te dejes ver nunca más en los años que te queden de vida… espero que sean muy pocos”  
Santiago Nasar unido en matrimonio con Ángela Vicario, seguirá muriendo tan eterna como anunciadamente.
Hemos leído  en el relato de un naufrago que Velasco, esperó inútilmente que le rescataran con rapidez y su aventura constituyó una estremecedora experiencia de la soledad. La cándida Erendida de la increíble y triste historia, recordara que el viento de su desgracia empezó cuando estaba bañando a su  abuela. Nadie recogerá la hojarasca. El general permanecerá en su laberinto mientras que el coronel, que no tiene quien le escriba, seguirá esperando recibir el aviso de que le han concedido la pensión a la que tiene derecho por haber servido en su juventud a las órdenes de Aureliano Buendía.

En la vida del patriarca ya nunca dejara de ser otoño. Las putas están tristes aunque guardan memoria de aquel que les dio vida. Mientras que Isabel está viendo llover en Macondo mientras la lluvia crecía como un árbol inmensa sobre los árboles.

Al pueblo ha llegado «la mala hora» de los campesinos, la hora de la desgracia y a la literatura universal,  el momento de despedir al gran escritor, a una de las mejores letras que tiene la literatura en castellano. No se puede entender la historia de la literatura universal y tampoco en este idioma sin la figura de este colombiano que nos lego el realismo mágico  de su saber, su buen ser, amante de las mariposas amarillas como las rosas que adornaron su solapa mientras en su rostro se expresaba una amplia sonrisa. El mundo de las letras está de luto, como lo estamos cada uno de los que nos hemos deleitado con las páginas que García Márquez nos ha obsequiado. El escritor, nos ha dejado con más de cien años de soledad. El escritor ha muerto, pero volverá a nacer cada vez que alguien pase las páginas de sus obras y sienta el placer de la letra impresa, del tacto suave del papel y del olor intenso de la tinta.

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